A las 7.30h del último día del mes de septiembre, la Cruz de Guía de la Hermandad del Desconsuelo se posaba sobre los adoquines de la plaza de San Mateo en dirección a la Basílica de Nuestra Señora de la Merced Coronada. La cofradía de San Mateo acudía -en masa- con su dolorosa, la Virgen del Desconsuelo, a rendir homenaje a los 800 años de la comunidad mercedaria en plena celebración de la octava a la patrona de la ciudad, la Virgen de la Merced.
Un importante número de hermanos precedían a la dolorosa del Martes Santo, portada a hombros por sus costaleros, mientras rezaban el Santo Rosario. La imagen atribuida a Ignacio López avanzaba por las entrañas de su barrio frente a un público no muy numeroso en la aún oscuridad de la noche que dejó estampas históricas para la cofradía de San Mateo. María Santísima del Desconsuelo se presentaba imponente sobre la parihuela de San Blas, antiguo paso sobre el que procesionaba el patrón de la cofradía.

Ya despuntaba el alba cuando la Virgen del Desconsuelo se adentraba en la Basílica de la patrona, repleta de fieles que incluso permanecieron de pie por la falta de espacio durante la Eucaristía. Allí, con la Virgen de la Merced posada sobre el presbiterio bajo su templete, Fray Felipe Ortuno dedicó palabras de cariño a los cofrades de Los Judíos por la visita rendida. Una entrañable y familiar acogida.
La comitiva ponía rumbo de nuevo a San Mateo en torno a las 9.30h por la Ronda del Caracol, Puerta de Rota, calle San Blas, plaza del Mercado y San Mateo ante la atenta mirada de un público más numeroso.
Una jornada histórica para esta hermandad, siempre preocupada por no perder los lazos que le unen a la Comunidad Mercedaria, que llevó a su Virgen hasta las plantas de la patrona de Jerez.