La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha cambiado el rito del Miércoles de Ceniza para adaptarse a las circunstancias impuestas por la pandemia del coronavirus. Así lo han ratificado el prefecto de la misma, el cardenal Robert Sarah, y Monseñor Arthur Roche, Arzobispo Secretario, mediante una nota de prensa emitida el pasado martes en la que se aclara que se introducirán elementos imprescindibles para garantizar las medidas preventivas para evitar la propagación de la COVID-19.
En efecto, tal y como expresa el comunicado, pronunciada la oración de bendición de las cenizas y después de asperjarlas, en silencio y con el agua bendita, el sacerdote se dirigirá a los presentes diciendo una sola vez y para todos los fieles la fórmula del Misal Romano: «Convertíos y creed en el Evangelio», o bien: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás».
Tras ello, el celebrante se limpiará las manos y se pondrá la mascarilla para proteger tanto nariz como boca. Posteriormente, impondrá la ceniza a cuantos se acerquen a él o, si es oportuno, se aproximará a los fieles que estén de pie, permaneciendo en su lugar. Asimismo, el sacerdote tomará la ceniza y la dejará caer sobre la cabeza de cada uno sin espetar frase alguna.