La medicina es una ciencia puramente empírica. Si usted estudió filosofía en el instituto (hubo un momento en el que tristemente fue desterrada) sabrá que el empirismo es aquel conocimiento con origen en la experiencia y la evidencia. En pandemia hemos visto, mucho más que en el resto de nuestras vidas, cómo la ciencia ha dado por buenas unas cosas que semanas antes no lo eran. Y me explico.
«España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado». ¿Lo recuerdan? Fernando Simón, también. Y lo hace porque la evidencia científica, la que se supone que era real según los datos que aportaba China -inimaginable que mintiesen…-, desvelaba que el virus era menos letal de lo que creíamos. Charlando con médicos a posteriori, y he de decir que en mi entorno cuento más de una decena de ellos, todos confirman que esas palabras las hubieran firmado cada uno de ellos al ver los datos con los que se disponía entonces. Luego pasó lo que pasó: que el empirismo demostró que la enfermedad era más letal de lo que se creía en un inicio.
También el empirismo nos ha demostrado cómo las vacunas funcionan. Desde la viruela, pasando por la gripe y acabando con esta última que muy pocos se atreven a cuestionar.
Y el empirismo, además, nos ha demostrado que los cofrades no contagiamos más que el resto de ciudadanos con otros gustos, creencias o aficiones. ¿Y por qué afirmo esto? Porque de nuevo me remito a la evidencia científica para afirmarlo. Porque, ¿recuerdan que a mediados de septiembre en la provincia tuvo lugar una procesión extraordinaria con costaleros con la que fuimos muy prudentes? No hace tanto tiempo, pero sí lo suficiente como para observar que en Arcos, ciudad donde procesionaba la Virgen de la Soledad con motivo del 450 aniversario fundacional de su cofradía, los casos han caído como en el resto del país.
Bien es cierto que cada lunes se vuelcan los datos de todo el fin de semana, pero los contabilizados tras ese fin de semana (1.220) eran la mitad de los contagios cifrados una semana antes (2.135). No obstante, la incidencia acumulada a 14 días nos ofrece una visión aún más clara: la tasa se sitúa en 3,2 puntos. Y no queda ahí, pues en Arcos se ha diagnosticado un único caso de infección en las últimas dos semanas.
La responsabilidad de los cofrades ha sido determinante, de eso no hay duda. Como lo es la de la mayoría de personas que acuden a un estadio, a un concierto, al cine o cualquier evento donde presumiblemente acuda un importante número de personas. Mascarillas (les reto a ver fotos de procesiones donde no encuentren a una aplastante mayoría que la lleve) y distancia social siempre que se pueda.